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Además de significar una manifestación pública de los lineamientos programáticos que tendrá un sector del Frente de Todos de cara a las próximas elecciones, la presencia y distribución de los dirigentes en el escenario dispuesto en Plaza de Mayo tenía un significado igual de importante que el propio discurso: representó la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de construir herencia y prioridades.
En primera fila, la vicepresidenta escogió rodearse de sus más allegados y de referencias nacionales y provinciales del Frente de Todos. A su izquierda, tenía a Alicia Kirchner (hermana de Néstor y gobernadora de Santa Cruz), su hijo Máximo Kirchner, sus nietos y la madre de ellos: Rocío García, actual diputada provincial santacruceña. Completaban ese costado Wado de Pedro y Sergio Massa.
A su derecha, la sucedían dos gobernadores: Axel Kicillof y Ricardo Quintela, recientemente reelecto en La Rioja. Sentadas a su lado estaba Estela de Carlotto junto a otras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y a referentes de derechos humanos.
En la postal del escenario a su alrededor, se podían ver dirigentes políticos y sindicales que nucleaban todo el arco del Frente de Todos: los diputados Hugo Yasky y Cecilia Moureau, el ministro de Ciencia y Tecnología Daniel Filmus, el senador Oscar Parrilli, la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario, el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense Andrés Larroque, el secretario Legal y Técnico de la Nación Carlos Zannini y el ex gobernador bonaerense y canciller Felipe Solá, entre otros.
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